La polémica en torno a la propuesta del Gobierno de la CDMX para elevar a rango constitucional los programas Mi Beca para Empezar y Mejor Escuela, destinados a estudiantes de escuelas públicas del nivel básico en la Ciudad de México, debe llevar a los legisladores a analizar la conveniencia de implementar los cambios que se requieren para combatir la deserción escolar y alejar del asistencialismo la política social.
Diversas organizaciones y especialistas han cuestionado la eficacia de los programas sociales implementados por la 4T, tras el aumento de 3.8 millones de nuevos pobres tan solo en los primeros dos años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Consideran que los gobernantes deben dejar de ver los programas sociales como máquinas de votos para favorecer al partido en el gobierno.
Para la agrupación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, los programas sociales no son milagrosos, solo atenúan los niveles de indigencia, cuando lo que se necesita en nuestro país es dar paso a políticas públicas con enfoque productivo. La raíz de la pobreza tiene que ver con el bajo ingreso laboral y la falta de seguridad social.
Durante el proceso electoral del año pasado, externé mi preocupación por el incremento en los índices de violencia, maltrato infantil y deserción escolar derivado de la pandemia por Covid 19 y también insistí que ante el aumento de esta problemática es indispensable trabajar en la defensa y restitución de los derechos de la niñez.
El reporte que presentó el Inegi el año pasado —en el que daba cuenta de una deserción de 5.2 millones de alumnos en el ciclo escolar 2020-21—, no provocó ninguna medida extraordinaria por parte de las autoridades educativas, pese a que se menciona que 2.3 millones de estudiantes no se matricularon, porque sus padres perdieron su empleo o no contaban con dispositivos electrónicos para tomar las clases y otros 2.9 millones más no ingresaron, por falta de recursos económicos.
La organización Mexicanos Primero reveló que tan solo en la Ciudad de México 93 mil 418 alumnos abandonaron la escuela, 10 mil 984 profesores perdieron su empleo y 670 escuelas particulares tuvieron que cerrar.
En la mayoría de los casos, el abandono escolar está relacionado a problemas económicos. Por eso es importante establecer —además de las becas a los estudiantes—, apoyos económicos bimestrales para los padres de familia a fin de asegurar la manutención y no afectar el aprendizaje.
Tampoco el gobierno debe descartar —quizá con nuevas reglas de operación—, la posibilidad de recuperar el sistema de estancias infantiles y apoyar las escuelas de tiempo completo, porque una de cada tres mujeres está al frente de un hogar y necesitan de este apoyo para asegurar la educación de sus hijos.
También se debe invertir en infraestructura para el aprendizaje, para que todas las escuelas de educación básica de la Ciudad de México cuenten con computadoras y conexión a internet. Para combatir la desnutrición hay que cuidar su alimentación y destinar mayores recursos para que todas las escuelas repartan desayunos escolares nutritivos.
Y aunque la discusión de la iniciativa de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum en el Congreso local está prevista para septiembre, el PAN a través de su coordinador parlamentario, Christian Von Roehrich advirtió que no darán sus votos para legalizar la Tarjeta Claudia, con la que supuestamente se pretende apuntalar su candidatura presidencial y aseguró que su partido le apuesta a la educación de calidad.
En las últimas semanas la postura de Acción Nacional contra la referida ley fue duramente criticada en redes sociales por funcionarios cercanos a Sheinbaum. Pero ella misma aseguró que su programa tiene que ver con el Estado de Bienestar y recalcó que una calificación no define el talento de los niños y niñas, por lo que se busca que con este apoyo los estudiantes concluyan sus estudios y lleguen hasta la universidad.
El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador se sumó a la defensa de la iniciativa de la jefa de Gobierno, mediante la cual se entregará apoyos económicos sin distinción de promedio a todos los estudiantes de nivel básico y aseguró que las críticas provienen «del pensamiento conservador».
Algunos consideran que nadie debería oponerse a la beca universal para alumnos de primaria y secundaria —que sustituye a la que contemplaba solo a estudiantes con promedio de 9 o 10 de calificación—, pero estiman que valdría la pena que esta se extienda a los alumnos de escuelas particulares y concederle el beneficio de la duda al Gobierno de la CDMX, a pesar de que ese apoyo económico no sea suficiente para lograr igualdad de oportunidades en el sistema escolar.
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