Rebeca Marín
Las decisiones de política monetaria del Banco de México no son “mecánicas” respecto a lo que decide la Reserva Federal, sino que dependen de las condiciones cíclicas de la economía mexicana, señaló Galia Borja, subgobernadora de la institución.
Respecto a un desacoplamiento, la subgobernadora indicó que, en su opinión, le gustaría seguir viendo cosas positivas antes de anunciar una postura respecto al tema.
“No es por echar las campanas al vuelo, (por ejemplo) en el pronóstico anterior de Banxico ya fue revisado el margen de la inflación general. Si muchas variables (que analizamos) mejorarán, tendríamos que hacerlo”, dijo.
Resaltó que Banxico y muchos países de economía emergentes iniciaron el ciclo alcista de las tasas de interés antes que Estados Unidos, y aunque hay países como Brasil o Chile que ya anunciaron el fin de la tendencia, en México todavía no se ha llegado a ese punto.
“Cada decisión hay que tomarla con todos los datos acumulados, con mucha prudencia; nos importa la estabilidad de los mercados y creemos que la postura tiene que ser más orientada, no sin mencionar que con este cuarto incremento de 75 puntos base, que ahora podemos tomarlo como muy normalizado, pero no hay que perder de vista que nunca habíamos visto un incremento así, y ahora llevamos cuatro”, dijo.
Detalló que Banxico ha elevado en 600 puntos base la tasa de interés, al grado de llegar al 10 por ciento, mientras que la tasa de interés real se incrementó en 400 puntos base, situándola actualmente en 4.67 por ciento.
“El diferencial de la tasa de interés entre Banxico y la Fed es de 600 puntos base, superior a los 400 puntos base de la crisis de 2008″, apuntó.
Respecto a su decisión personal de elevar la tasa de interés en 75 puntos base durante la última reunión de la Junta de Gobierno, la subgobernadora afirmó que se debió a su convicción de llevar a la tasa de interés real a un terreno claramente restrictivo necesario para conducir la inflación hacia su objetivo.
Agregó que la fortaleza del peso se ha visto favorecida por los fundamentos macroeconómicos que han venido caracterizando a México.
Entre estos puntos, destacó una política monetaria independiente y oportuna; un balance fiscal responsable con una deuda muy cercana a 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); un sistema financiero estable, y un nivel suficiente de reservas internacionales.
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