El pasado viernes 10 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue puesto contra las cuerdas por la reportera Nayeli Roldán de Animal Político.
Iracundo, rechazó las publicaciones que señalan a la Secretaría de la Defensa Nacional de espionaje.
“Esto es un invento de ustedes, un golpe más para supuestamente afectarnos”, acusó como acostumbra al minimizar la información.
Y cuando la reportera le solicitó que el titular de la Sedena acudiera a la mañanera a informar, tajante respondió: “No tienen por qué venir”.
“No es a partir de lo que a ustedes conviene, que son contrarios a nosotros”, contestó. “Ustedes no van a poner la agenda”, reclamó airadamente.
“Todos los días nos atacan; todos los días. No hay objetividad, no hay profesionalismo, es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos.
“Entonces, ¿por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes? Con todo respeto, pues”, dijo fuera de sí.
Fiel a su estilo arremetió contra el periodismo: “ustedes están al servicio de la oligarquía”, de los que se dedicaron a saquear México y quieren regresar por sus fueros.
“Ustedes son pieza clave de ese grupo conservador, corrupto, que le hizo mucho daño al pueblo de México y a la nación (…)
“Lo de ustedes tiene que ver con intereses de grupo, tiene que ver con poder económico, con poder político conservador”, remandó López Obrador.
La reportera lo sacó de quicio al insistirle que aclarara porqué se había espiado a un defensor de derechos humanos y a dos periodistas.
El presidente le dio vueltas y más vueltas a su presunta explicación. Pero se enredó en un hilo de inconsistencias.
Y de pronto, en afán vengativo exhibió de nuevo una vieja lista de 36 comunicadores que recibieron mil 29 millones de pesos entre 2013 y 2018, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
No le importó nombrar al periodista Federico Arreola, afín a la 4T, propietario de SDPNoticias, quien recibió154 millones de pesos.
Sin razón alguna, el columnista Pablo Hiriart, dijo: “él está aquí desde la época de Pinochet, muy afín a la derecha chilena, y sigue igual, 22 millones”.
De Rafael Cardona y Pepe Cárdenas usó un tono por demás despectivo: “gritan en contra nuestra como pregoneros”.
Y así por el estilo. La valiente reportera enjauló al presidente en sus propias contradicciones.
En el majestuoso Salón Tesorería de Palacio Nacional dio cátedra a los presentes de un verdadero ejercicio periodístico consistente en cuestionar al poder.
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