Martín Aguilar
La inseguridad y las deudas han convertido colonias de diversas ciudades del país en pueblos fantasma. Ya sea porque los habitantes prefirieron mudarse por los altos niveles delictivos o porque sus dueños no pudieron pagar sus créditos hipotecarios, millones de casas están abandonadas.
En León, Guanajuato, hay dos colonias fantasmas, Brisas del Campestre y Villas de San Juan, donde la mayoría de las casas están abandonadas, algunas de ellas quemadas, y la mayoría sin protecciones ni cableado eléctrico.
María, quien lleva siete años viviendo en la colonia Brisas del Campestre, comentó que durante este tiempo vio a muchas personas abandonar sus casas debido a que Infonavit no los ubicó en nuevas colonias.
Para muchos perder sus propiedades fue la mejor opción debido a que es una zona de alto índice delictivo, donde los homicidios están al orden del día y los elementos de seguridad temen pisar sus calles.
“Si te fijas, la mayoría de las casas están vacías, ya nadie quiere vivir aquí y sólo las usan los jóvenes que llegan con sus bandas, hay pocas familias que no tienen hogar y las habitan. Los departamentos ni regalados los quieren”, comentó.
Otro de los problemas que presentan estas colonias es la falta de servicios. Las casas en Brisas del Campestre y Villas de San Juan son departamentos construidos en tres pisos, que durante la temporada de lluvias se inundan. Además, carecen de escuelas, hospitales y demás servicios públicos suficientes para atender a la población que prefirió abandonar estas zonas.
Según el Censo de Población y Vivienda 2020, en nuestro país hay seis millones 200 mil viviendas abandonadas, cifra 24 por ciento superior a la reportada en el Censo 2010, cuando el Inegi contabilizó 4.9 millones.
En el Estado de México, los municipios de Almoloya de Juárez, Chalco, Zumpango, Tecámac y Huehuetoca muestran un alto nivel de abandono de vivienda. En estas demarcaciones se construyeron 400 mil casas de interés social en los últimos años, pero muchas fueron deshabitadas por falta de servicios y su lejanía de los centros de trabajo.
Esta situación se extiende a un estado vecino. En Hidalgo, hay alrededor de 14 mil 300 viviendas abandonadas, de las cuales una tercera parte están en los municipios de Pachuca, Mineral de la Reforma y Tizayuca, demarcaciones donde familias adquirieron una casa para tener una propiedad digna con calles pavimentadas, pero que al mudarse se encontraron con otra realidad.
Los problemas económicos también genera pueblos fantasma, como es el caso de Durango, donde colonias enteras quedan abandonadas porque sus habitantes migraron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades laborales.
“Nuestros paisanos se van y muchas veces ya no regresan, se olvidan que aquí tienen un patrimonio”, comentó el diputado local Carmelo Fernández.
El legislador apuntó que el Congreso local tiene que impulsar la Ley de Vivienda, la cual ayude a los mexicanos que están en Estados Unidos a mantener su vivienda activa para no ser destruida por el vandalismo o el propio gobierno, esencialmente que el ciudadano no se desarraigue de su tierra. “Hoy tenemos pueblos sin gente, tal es el caso de la colonia Oriente del municipio de Cuencamé”, comentó.
Según Héctor Segura, presidente del Colegio de Valuadores Profesionales de Tamaulipas (Covatam), el abandono de estos inmuebles muchas veces es porque se encuentran en zonas sin servicios básicos.
“Hubo algunos que se fueron a zonas que no tenían un crecimiento organizado ni transporte. Viviendas que se desentienden de los aspectos sociales como dotar al usuario la localización de su vivienda de una proximidad a la dinámica de vida, como la infraestructura social, de hospitales, escuelas y centros de trabajo”, explicó Segura.
INSEGURIDAD
El abandono de casas es aprovechado por delincuentes, quienes las ocupan ya sea como escondites o casas de seguridad para guardar los objetos que roban. Deyanira Mendoza, quien habita desde hace tres años en la colonia Rancho San Juan, en Almoloya de Juárez, explicó que hay casas que fueron invadidas por personas que presuntamente son delincuentes.
“Tiene tres años que me cambié para acá, luego de realizar algunos trámites engorrosos, todo iba más o menos bien, cuando unas personas, al parecer delincuentes, invadieron la casa que se encuentra a un lado de la mía, comenzaron a colgarse de los cables de luz de mi vivienda y a quererse robar mi señal de cable”, señaló.
La ciudad de Zacatecas es otra localidad donde ocurre algo parecido. La capital zacatecana queda desierta durante la noche, pues muchos de sus antiguos habitantes ya fallecieron o se mudaron a nuevos fraccionamientos de la periferia o del municipio de Guadalupe.
Según el diputado local, José Juan Estrada Hernández, el abandono de viviendas en el estado de Zacatecas no es exclusivo de la capital, ya que unas 30 mil personas han abandonado sus casas y pertenencias en 15 municipios de la entidad por la violencia.
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