Este 8 de Marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Y precisamente el próximo 2 de junio, una mujer se alzará como Presidenta de México.
También se cumplen ocho días desde que inició la carrera por la Presidencia. El tercer participante se erige como simbólico, puesto que no ha despegado.
Los escenarios de las contendientes Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, son muy claros.
Claudia encabeza una campaña cien por ciento obradorista. Imita hasta el modo de hablar del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Usa palabras que sólo se estilan en Palacio Nacional, actitudes, comportamientos y declaraciones.
Es copia idéntica de López Obrador. ¿Se deslinda en algún momento del yugo presidencial? Difícilmente, al menos en la campaña.
Sheinbaum y su equipo conservan el mecanismo de los sondeos, donde la ubican como la invencible para la contienda por la presidencia.
En todo momento, el papel de opositor es mucho más cómodo que el de candidato o candidata del sistema.
Esa desventaja tiene Sheinbaum. Desde cualquier punto de vista defiende lo indefendible aunque mienta.
Asume un papel que no considera el desgaste de casi seis años de gobierno: la muerte de casi un millón de personas por el Covid, las acusaciones de corrupción y alianza de la 4T con el narcotráfico.
No es poca cosa lo que carga Sheinbaum, más bien lleva a cuestas una pesada losa, de la cual se ve difícil que se deshaga en el corto plazo.
Todo ello porque López Obrador mantiene una activa agenda que alimenta la polémica y la confrontación.
De hecho, hay momentos en que las declaraciones del Presidente superan en atracción mediática a las de Claudia, es decir, que le roba reflectores basados en el escándalo.
Por su parte, Xóchitl tiene su propio espacio. Avanza en territorio y en redes sociales, donde es considerada la número uno en diversos análisis del ciberespacio.
Su conferencia le ha permitido ser más clara y sólida en sus mensajes. La ruta que le ha funcionado es de contrastarse con López Obrador y Sheinbaum.
Está ubicada en una cómoda posición, puesto que tiene todo para crecer, a diferencia de Sheibaum que cansó al electorado con una desmedida campaña previa a su elección como candidata.
Jorge Álvarez Máynez se ha revelado como el error más grande del viejo líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, que critica la vieja política.
El aspirante de MC inició pisando chueco, entre la guasa, el chacoteo y las bebidas alcohólicas.
Por eso y por los tenis que ni naranja son, es por lo único que se le recuerda. No más. Sería más digno retirarse de la contienda.
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