Ninguna aerolínea ha confirmado aún que vaya a volar desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) de Santa Lucía. A poco menos de seis meses de su inauguración, la instalación construida en la base aérea militar no tiene a ninguna aerolínea confirmada, y parte de ello se debe a que las compañías aún no ven razones para operar allí. Aunque las autoridades afirman que existirá un programa de incentivos, las líneas aéreas todavía lo desconocen, y temen que se les pueda presionar para que vuelen en el nuevo aeropuerto.
De acuerdo con un sondeo realizado por Expansión entre directivos de líneas aéreas y fuentes cercanas a la industria, la información presentada a las empresas aún es insuficiente para garantizar operaciones rentables y seguras. Incluso con un programa de incentivos amplio, los directivos ven difícil alcanzar márgenes financieros óptimos.
En las reuniones que autoridades como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el propio AIFA han sostenido con las aerolíneas, aún no se ha abordado el tema.
“No ha habido comentarios al respecto”, dice, bajo condición de anonimato, uno de los directivos que ha asistido a varias de estas reuniones. “Mi sentir es que todavía están creyendo que las líneas [aéreas] se van a ir allá solas, que están esperando a que lo abran porque es una gran oportunidad”. Pero las aerolíneas no están tan seguras de ello.
Actualmente el AIFA está trabajando en sus esquemas comerciales, pero todavía no hay nada concreto, señala otra fuente, directivo de una línea aérea mexicana, quien también prefirió el anonimato.
“Lo que estoy viendo, al final del día, es que sí o sí, ahí tiene que aterrizar algún avión el 21 de marzo de 2022. No está todavía ninguna compañía confirmada; los que sí podrían ir están indecisos de ver cómo va a estar. Todavía están en pláticas, pero no tienen nada definido. Nadie quiere lanzarse a decir: ‘Sí, vamos a poner tantos vuelos’”.
Para Juan Carlos Machorro, socio de la firma especializada en aeronáutica, Santamarina + Steta, la incertidumbre de las aerolíneas para confirmar su operación en el AIFA se deriva de la falta de certificaciones que indiquen que el aeropuerto puede operar simultáneamente con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), sin incurrir en ningún tipo de riesgo. Estas certificaciones deben ser emitidas por entidades como la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), pero aún no hay ninguna.
“El primer incentivo que necesitaría una línea aérea, desde el punto de vista técnico y regulatorio para mudar su operación a Santa Lucía, sería contar con una verdadera certificación con alcances internacionales, que indique que la operación simultánea de ambos aeropuertos es viable técnicamente, desde el punto de vista operativo y de seguridad aérea. Eso, hasta donde tenemos conocimiento, no ha sido emitido todavía”, explica.
Al respecto, una de las fuentes advierte sobre la falta de información del funcionamiento del espacio aéreo.
“NavBlue [firma encargada de hacer el estudio del
nuevo espacio aéreo] no ha compartido la información; no están listos, y en estos días ha habido una presión fuerte por parte de IATA [la Asociación
Internacional de Transporte Aéreo]”, explica. “Tienes que saber cómo va a funcionar el espacio aéreo no sólo por temas de seguridad, sino para saber la capacidad que va a haber para que las aerolíneas puedan planear sus horarios y su flota”.
Para las líneas aéreas, el atractivo de volar a Santa Lucía radicaría en un tema de bajos costos operativos, e incluso recortar otros que inciden en el bolsillo de los pasajeros, como la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA), que en algunos destinos puede representar hasta la mitad del precio de un vuelo. Sin embargo, aun en ese escenario persisten las dudas.
“Definitivamente el incentivo que el aeropuerto puede dar es el no cobro de los servicios aeroportuarios ni de la TUA”, explica la fuente perteneciente a una línea aérea. «El aeropuerto en lo que puede incidir como incentivo es que el primer año no haga cobros de servicios aeroportuarios (aterrizaje, plataforma, pernoctas, la TUA), que los grupos aeroportuarios privados llegan a dar para incentivar rutas”.
Las aerolíneas de carga buscan un balance similar.
“[Necesitamos] equidad, costo, eficiencia, conectividad, operatividad e infraestructura. Sólo así”, asevera el director general de una aerolínea de carga, quien también pidió el anonimato. “Que yo sepa no hay ningún incentivo publicado u ofrecido específicamente [para el
segmento] de carga”.
Pero las autoridades también tendrían que ser cautelosas para no caer en prácticas anticompetitivas si deciden otorgar este tipo de incentivos, advierte Machorro.
“Los aeropuertos regulan internamente sus tarifas de operación aeroportuaria, probablemente pudiera haber ahí algún tipo de incentivo. Pero hay que tener cuidado en materia de competencia económica, porque un subsidio de ese tipo podría considerarse violatorio de otros aeródromos. No significa que no sea analizable, porque tanto Santa Lucia como el AICM son operados por el Gobierno, pero se debe estudiar”.
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