Ante los repuntes de contagios por COVID-19 en la República Mexicana y el predominio de la variante Delta, el semáforo de riesgo de la Secretaria de Salud colocó para las próximas dos semanas a 7 estados en color rojo y 15 en color naranja.
Con más de 21 mil casos nuevos por día y más de 243 mil fallecidos, la pandemia se encuentra fuera de control, lo que ha costado al 2 de agosto que 251 mil trabajadores de salud se hayan contagiado del virus SARS-COV2 y que 4,127 hayan fallecido, de los cuales principalmente se cuentan enfermeras y médicos y no se diga la gran cantidad que han quedado con secuelas.
No obstante, estas aterradoras cifras, el IMSS de Zoé Robledo insiste en exponer a su personal de salud y a sus derechohabientes a un contagio de este mortal virus.
A través de la doctora Célida Duque directora de Prestaciones Médicas y su titular de Atención Médica doctor Efraín Arizmendi y con el apoyo de la Luisa Obrador Garrido titular de la Unidad de Evaluación de Delegaciones, dieron la instrucción a las Delegaciones del IMSS y al personal operativo y directivo de nivel central de que en este mes de agosto “en todas las unidades médicas de los tres niveles de atención” se realice la “Quinta Jornada Nacional de recuperación de Servicios”, aunque “se encuentren con semáforo epidemiológico en color naranja y rojo… por lo que se ha tomado la decisión de su realización”.
Parece que a las autoridades del IMSS solo les preocupan las cifras de servicios otorgados y no les importa poner en riesgo la salud de sus derechohabientes, ni mucho menos la vida de sus médicos y enfermeras, alguien debería recordarles que estamos en una tercera ola por Covid-19, con una variante altamente contagiosa y que son claros los lineamientos federales de suspensión de servicios ante semáforo rojo y naranja.
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