El presidente Andrés Manuel López Obrador se consagró como el demócrata que nunca quiso ser.
Un viejo político suele platicar en comederos políticos, lo que en alguna ocasión le comentó López Obrador en su papel de dirigente opositor.
Ambos estaban en un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México. El tabasqueño veía fijamente Palacio Nacional, y le dijo al personaje aludido:
“Desde ahí se puede hacer todo”, lo dijo con un sentimiento de añoranza. Y cumplió ese sueño.
El eslogan de la esperanza, la transformación, la honestidad valiente, la austeridad y el combate a la corrupción, se convirtió en la cuarta deformación.
Lo siguiente solo son botones que muestran promesas incumplidas, decepción y hartazgo en cinco años de gobierno.
Hay crisis económica, pero lo niega. Los precios mantienen su carrera ascendente. Cualquier ama de casa se truena los dedos cada que va al supermercado.
La crisis social, consiste en haber dividido a los mexicanos en fifís y chairos; en conservadores y representantes de la mafia del poder.
Persiste una ascendente crisis de inseguridad; ha superado en asesinatos a los dos gobiernos anteriores al término de su mandato.
Hay crisis política. En lugar de gobernar para todos, se ha dedicado a golpear a la oposición. No se cansa de decir que está moralmente derrotada.
Respecto a la crisis de legalidad, el Presidente se ha dedicado a violar la ley en diferentes áreas. Su máxima es: “no me vengan con que la ley es la ley”.
La crisis de salud es una de las que más ha golpeado a los mexicanos, por la falta de medicamentos y la muerte de alrededor de un millón de mexicanos.
También ha provocado una crisis de confianza. Nadie en su sano juicio cree que ha acabado con la corrupción. Su bandera blanca la hizo trizas.
Además, enfrenta una crisis de credibilidad. Sus dichos son difíciles de comprobar. Lo más que se sabe son kilómetros de mentiras y medias verdades.
La crisis de transparencia, consiste en que tiene como prioridad una política de opacidad.
Todo ello se suma al explosivo coctel de denuncias y acusaciones por tráfico de influencias, conflictos de interés, crímenes de lesa humanidad y traición a la patria, entre otros.
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