Si Ricardo Monreal no está interesado en la Ciudad de México, como para qué está sumando a dirigentes políticos con arraigo en la capital del país, que al mismo tiempo tengan conexiones al interior de la República.
La más reciente adhesión al proyecto del zacatecano es la del exdiputado local y federal por el PRD Arturo Santana, el único que le ha ganado una elección a la actual alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, en la zona de la Sierra de Santa Catarina.
Y este asunto no es menor, pues la zona serrana de la alcaldía más grande de la capital se cuece aparte y los habitantes de ese lugar ya están hasta el gorro de que tanto diputados como autoridades de la 4T los utilicen cada elección y después los olviden.
La llegada de Santana al equipo monrealista se suma a la de Eduardo Venadero, fundador de Vanguardia Progresista en el PRD —corriente que a cambia a Visión de Izquierda Ciudadana—, que a finales de 2021 se unió al equipo del líder del Senado para operarle en algunos estados.
Aunque ambos políticos tienen la dualidad de operar tanto en el territorio nacional como en la capital del país, pocos dudan que serán piezas fundamentales en el armado electoral de Monreal, que —diga lo que diga— acabará aterrizando en la candidatura de la CDMX.
Cada vez está más claro que el zacatecano ratificará el acuerdo que desde hace tiempo tenía comprometido con Marcelo Ebrard para que el canciller busque la candidatura presidencial —dentro o fuera de Morena— y él se quede con la de la Jefatura de Gobierno.
Aunque ninguno de los dos lo puede decir abiertamente, pues eso los pondría en la línea de los traidores al movimiento, es obvio que están pavimentando su salida, toda vez que ambos fueron desacreditados públicamente por el propio Presidente.
Justo durante su reunión anual con cónsules y embajadores de México en el mundo, Marcelo se tuvo que tragar su decisión de no enviar representante a la toma de protesta de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua; ¡cómo que no!, se oyó desde Palacio Nacional, y hubo enviado.
Un par de días antes, Monreal se había llevado un zape más, luego de que, en una entrevista con Reforma, se pronunció por un gobierno de centro, pues dijo que los radicales de la 4T acabarían con el país; tarde se le hizo a López Obrador para declararse como un profundo radical.
Como todo el mundo tiene claro que la corcholata favorita de López Obrador es Claudia Sheinbaum, sólo es cuestión de que se cumplan los tiempos políticos para que Marcelo y Monreal se vayan y, de paso, le hagan un hueco gigantesco a Morena.
Este par podría sepultar a la 4T del Presidente, pues seguramente se les unirían gobernadores, legisladores, empresarios, sindicalistas y un buen número de políticos de todos los colores.
Como ellos no se pueden mover aún, se están allegando de operadores, como Venadero y Santana, para que vayan planchando el camino.
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