Quizá crean que son queridos, famosos o escuchados por la ciudadanía que está en contra del oficialismo, pero lo cierto es que en el Frente Amplio por México abundan rémoras que sólo buscan una migaja política.
Ejemplos sobran, pero basta un par de ellos, como el expresidente Vicente Fox, quien se va de la boca cada rato porque seguramente cree que aún conserva arrastre entre la población.
No entiende que las nuevas generaciones no lo ubican y que quienes votaron por él para la Presidencia de la República en 2000 lo aborrecen, luego de un gobierno plagado de corrupción, sobre todo de sus hijastros.
El guanajuatense usa sus redes sociales como si con eso fuera a ayudar a Xóchitl Gálvez a sacar a Morena de Palacio Nacional. Sus palabras sólo contaminan el esfuerzo de quien se perfila como la candidata opositora.
Probablemente a Fox lo abrume la nostalgia de cuando su carisma lo hacía un político muy popular, hasta que llegó al gobierno y se convirtió en una gran decepción, como el actual, acabando incluso con fama de mandilón.
El hombre de las botas no aporta nada y lo mejor que podría hacer por la causa es bajar su perfil y apoyar con las relaciones que pudiera conservar. No salir a la luz pública porque ya no es el muñeco del pastel.
Pero si eso es a nivel nacional, en la Ciudad de México hay personajes que no se quedan atrás, como el diputado perredista Luis Espinosa Cházaro, quien de repente se sintió famoso, querido y líder, tanto que anunció que va por la Jefatura de Gobierno.
¿Pues con qué ojos, mi querido tuerto?, dijeran los abuelos. El político jalisciense, avecindado en Querétaro, jamás ha ganado una elección. La única en que participó fue barrido por Adrián Rubalcava, en Cuajimalpa. ¿A poco cree que podría vencer al alcalde en una interna?
“Cházaro Chilango”, como se lee en los espectaculares donde desde hace semanas se promueve, no tiene trabajo en la CDMX. No es chilango, nada ha hecho por los capitalinos y, por supuesto, nadie lo conoce.
Lo que Espinosa busca es postularse y, después, negociar una candidatura uninominal al Senado, para que su patrón, Jesús Zambrano, obtenga una pluri a la Cámara alta.
Ayer, en conferencia, exigió a la presidenta local de su partido, Nora Arias, que, si aspira a la Jefatura de Gobierno, como dice, que deje la dirección del partido, pues no es congruente ser juez y parte en el proceso.
Y ahí sí se metió en camisa de once varas, pues si el PRD medio existe en la CDMX es por el trabajo de Nora como presidenta. Todo el mundo puede imaginar qué pasaría si el Frente pusiera como condición a los aspirantes miles de firmas para tener registro.
Pero apelando a la congruencia que Espinosa reclama, habría que preguntarle si aceptaría que quienes perdieran en las internas no puedan anotarse para ningún otro cargo de elección en 2024. No, ¿verdad?
Estas rémoras son las que dañan a la oposición.
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