La guerra entre corcholatas presidenciables está subiendo tanto de tono que, a dos años de las elecciones para suceder a Andrés Manuel López Obrador, amenaza con descarrilar la continuidad de Morena.
El juego de destapar tan anticipadamente a sus fichas para sucederlo ha metido al Presidente en una dinámica que se le puede salir de control, ya que el hostigamiento contra dos de sus jugadores puede abrir un gran hueco en la 4T y fortalecer a la oposición.
Aunque es claro que nunca ha habido piso parejo en la lucha sucesoria, pues, desde el principio hubo una notoria preferencia por Claudia Sheinbaum, en estos momentos no hay ya ningún disimulo para vapulear al senador Ricardo Monreal y al canciller Marcelo Ebrard.
La campaña contra Monreal viene directamente de la Jefatura de Gobierno, obviamente con el visto bueno de Palacio Nacional, y a quien han utilizado como principal ariete es a la gobernadora Layda Sansores, apapachada más de una vez desde las mañaneras.
La campechana no se mueve sola y todo mundo coincide en que está operando para Sheinbaum, con quien tiene una gran relación.
A pesar de la prohibición judicial para difundir información en contra de Monreal, el martes pasado, Sansores utilizó de nuevo su programa Martes del Jaguar para atacar al zacatecano y exhibir las propiedades de su familia, lo que motivó otra denuncia.
Esta vez, el senador pidió iniciar un juicio de desafuero contra la gobernadora, pues dijo que no es aceptable tener como gobernantes “a violadoras contumaces de la ley”. Y se preguntó quién protege a Layda, a lo que él mismo se respondió.
“No voy a aceptar que Claudia esté moviendo sus piezas en mi contra. Mientras se dedican a defenestrarme, Campeche y la Ciudad de México se están deteriorando… Claudia, frena tu jauría; no más división”.
El tiro entre estas dos corcholatas está cantado, lo que irremediablemente terminará con la salida de Monreal de Morena, pero en una de ésas no se va solo, sino con Ebrard, quien es otro de los que continuamente se queja de que no hay piso parejo.
Esta semana, el canciller incursionó en la Ciudad de México, y aunque tuvo cuidado de no pisar territorios de la 4T, sino zonas neutrales como Tlalpan y Coyoacán, recibió también respuesta de Sheinbaum.
Tras advertir que le ganará la encuesta interna de Morena a la jefa de Gobierno en la capital, cuadrillas de trabajadores de Servicios Urbanos borraron todas las bardas de Con Marcelo Sí, que promovían al titular de la SRE.
Por supuesto que los trabajadores del gobierno capitalino no se atrevieron a tocar una sola leyenda de Es Claudia, que, según la gobernante, son acciones de apoyo de grupos de la sociedad civil que reconocen su trabajo.
El gran problema de este enfrentamiento es que los ataques oficiales en contra de Ebrard y Monreal puede unir en definitiva a estas dos corcholatas presidenciables, que si solos son peligrosos, juntos serían dinamita que podría hacer volar en pedazos a la 4T.
Tan difícil se ve la cosa, que el Presidente ya anunció que habrá mañaneras todos los días, para desde ahí intentar controlar las acciones.
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