Martín Aguilar
El reto de consolidar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con respeto a la diversidad y sin exclusiones por las diferencias políticas entre los gobiernos fue el eje de las propuestas de Bolivia, Perú, Venezuela, México y Cuba durante la sexta cumbre del organismo que se realizó ayer en Palacio Nacional. Pero los presidentes de Paraguay, Mario Abdo, y de Uruguay, Luis Lacalle, desafiaron este objetivo al remarcar durante sus discursos sus opiniones adversas a los gobiernos de Caracas, La Habana y Managua.
Pese a todo, se logró realizar la cumbre anual después de dos fallidos intentos en 2018 y 2019, con la mayor asistencia de los últimos tiempos: 33 países, 16 de ellos a nivel de presidentes y primeros ministros. La mayor parte de los asistentes hicieron votos por la consolidación de este instrumento, en particular los caribeños, que ven en la opción de la Celac una oportunidad única de acceder al envío de vacunas anti-Covid.
La discusión sobre el futuro de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el seno de la única institución regional en donde no participan Estados Unidos y Canadá apenas se esbozó, pero, según declaró el canciller mexicano Marcelo Ebrard, en su momento se presentará un documento sobre el tema.
Sólo Luis Lacalle, de Uruguay, defendió a la OEA y aseguró que participar en este espacio, que cumple este año su primera década de vida, no hace caer en desuso la participación de los mismos estados en la institución interamericana, que tiene 73 años de creada.
En una jornada donde se abordaron los objetivos urgentes del subcontinente para concretar medidas efectivas para las crisis de la pandemia, los desastres provocados por el calentamiento global y las agravadas condiciones de pobreza y desigualdad, no faltaron los momentos de fricción.
Fue Abdo quien pronunció la primera expresión de discordia. Dijo a modo de saludo: “Mi presencia en esta cumbre en ningún sentido representa un reconocimiento al gobierno del señor Nicolás Maduro… creo que es de caballeros decirlo de frente”.
Lacalle fue más allá e incluso confrontó al presidente Andrés Manuel López Obrador, anfitrión del encuentro: Participar en este foro no significa ser complaciente, señor presidente, y por supuesto con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay democracia; cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcelan a opositores, debemos decir que vemos con preocupación lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela.
A su vez, Colombia se autoexcluyó. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez había confirmado su asistencia en representación del presidente Iván Duque. En su lugar arribó la viceministra de Transporte, quien al final ni siquiera participó. En lugar de eso, la cancillería colombiana emitió un comunicado en el que rechaza la participación del presidente Maduro en la cumbre de la Celac y recuerda que Colombia “no reconoce a ese gobierno de facto”. Estas tres fueron las únicas posturas discordantes.
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