Rebeca Marín
La inflación y la pandemia del Covid-19 flagelan la reactivación económica del país, pues provocan temores justificados por los riesgos impredecibles que conllevan y que no permiten una marcha económica firme y sostenida, consideró la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
La agrupación explicó que la inflación actual es producto de una serie de factores como como el encarecimiento de gasolinas, diésel, gas y energía eléctrica, la sequía prolongada que afecta 80 por ciento del territorio, luego de las heladas reportadas a inicio del año que dañaron a miles de hectáreas.
Cuauhtémoc Rivera, presidente del organismo, apuntó que el nivel inflacionario que se vive en México no es comparable con el de Estados Unidos, pues mientras en el país vecino del norte es producto del exceso de la demanda, en territorio nacional por la escasa oferta que obedece a una débil demanda.
“A contrapelo resulta el retiro del subsidio a las gasolinas contra la intención del gobierno de vender gas LP más barato; se encarece la movilidad, en tanto se busca apoyar el consumo doméstico de gas. Esto a todas luces resulta un contrasentido”, dijo.
“Se requiere una estrategia de largo plazo que brinde certidumbre energética al menor costo posible. Altura de miras y no medidas coyunturales de corta duración”, agregó.
Comentó que por la ampliación del cierre fronterizo el comercio en la frontera también resulta afectado, situación que se suma a los impactos causados en el año y medio que se ha prolongado.
“Más del 20 por ciento del comercio fronterizo se genera por las compras de los mexicanos. Sin embargo, prevalece el temor de que al abrir la frontera se dispare el Covid”, mencionó.
“Otro flagelo que desestabiliza la reactivación económica es la tercera ola de covid que ha regresado a estado de alerta prácticamente a todo el territorio nacional”, destacó la Anpec.
Los argumentos que buscan relativizar el peligro que representa el resurgimiento de casos son “bofos”, pues la tercera ola debe ser tomada en cuenta a la hora de retomar la vida productiva, añadió.
El regreso a clases debe ser gradual, voluntario, con presencialidad rotativa para garantizar la sana distancia, uso obligatorio del cubrebocas, lavado constante de manos; son las mínimas garantías sanitarias que obligadamente debemos ofrecer, explicó.
“Los niños y los jóvenes son la población objetivo de este nuevo rebrote de Covid. El regreso a clases no es por decreto sino por esfuerzo”, dijo.
“Clases presenciales seguras, con total prevención, que eviten contagio, hospitalización y muerte en nuestra niñez y juventud es una obligación de Estado”, agregó.
Volver a clases exige un programa nacional de rehabilitación y mantenimiento de los planteles, con techo presupuestal similar o mayor al que se le asigna al rubro de seguridad, comentó la Anpec.
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