Rebeca Marín
El Sistema de Indicadores Cíclicos de la economía mexicana reveló un debilitamiento al cierre de 2021 y apunta a que seguirá perdiendo dinamismo.
El Indicador Adelantado registró una caída mensual de 0.14 puntos en noviembre pasado, su mayor descenso desde abril del 2020, cuando retrocedió 0.30 por ciento y se ubicó en 101.25 unidades, de acuerdo con los registros del INEGI.
Además, el indicador, que se anticipa a la etapa del ciclo en la que se encontrará la economía en el futuro, hiló cuatro meses con resultados negativos.
Por su parte, el Indicador Coincidente se ubicó en 99.63 puntos, con lo que mostró un avance mensual de 0.05 puntos en octubre, y este fue su menor crecimiento en los últimos 17 meses.
Al interior de este índice, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), que mide el desempeño actual de la economía, ligó seis meses en contracción.
En el reloj de ciclos económicos del INEGI, este indicador se encuentra en la zona recesiva, que implica que está por debajo de su tendencia y en contracción.
Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, destacó que el Indicador Adelantado evidencia un estancamiento que se da ante un panorama difícil para la economía mexicana, en donde existe la posibilidad de regresar nuevamente a zona de recesión antes de llegar a una expansión, lo que se conoce como doble declive.
Advirtió que hacia adelante hay varios riesgos para la economía, como los cuellos de botella en la cadena de suministro global, mayores presiones inflacionarias, una política monetaria menos flexible de la Fed, incertidumbre en el marco regulatorio, nuevas variantes de virus e incertidumbre por la política monetaria del Banco de México.
“El comportamiento del Indicador Coincidente está relacionado por una desaceleración debido a las interrupciones en la cadena de suministros, el bajo rendimiento en el segmento industrial y en general, de las disrupciones de oferta que provienen de la parte global”, explicó Pamela Díaz Loubet, economista para México en BNP Paribas.
Agregó que un segundo elemento, es la pérdida de vigor en la demanda interna provocada por los altos niveles de inflación que afectó a los ingresos de los consumidores y las expectativas de confianza” señaló.
Sobre el Indicador Adelantado, dijo que a pesar de que se mantiene por encima de su tendencia de largo plazo muestra una desaceleración, debido a que el mercado laboral ya no es tan sólido y la confianza empresarial está dañada ante el rezago de la demanda interna.
“El Indicador Coincidente muestra qué está tratando de recuperar los niveles antes de la pandemia, pero se observa que el avance es muy lento, afectado por el sector servicios, ante los cambios que hubo en la ley de subcontratación, con ello, las empresas empezaron a reducir su aportación a la economía”, apuntó Ramón de la Rosa, subdirector de análisis de economía para Actinver.
Explicó que el componente adelantado da una señal que el pico más alto de crecimiento ya se alcanzó en México y hacia delante la actividad económica presentará crecimientos más normales, es decir, más pegadas al 2 o al 3 por ciento.
“Las cifras indican que la economía está en una fase descendente de un ciclo que resultó muy corto, o bien se puede interpretar que la recuperación de la pandemia como un rebote y no un proceso constante de reactivación económica. De hecho, las perspectivas para el próximo año son de un negro crecimiento con inflación”, apuntó Miguel González, coordinador del Centro de Estudios Financieros y de Finanzas Públicas (CEFI) de la UNAM.
Agregó que los problemas de la economía internacional, como la presión en las cadenas de suministro, una inflación persistente y problemas productivos, sugieren un eventual endurecimiento de la política monetaria internacional.
“Ante ese contexto y con una inversión privada que se encuentra contraída, el panorama para la actividad mexicana no se ve muy promisorio”, advirtió.
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